viernes, 29 de junio de 2012

Marfil

Agradece que tu hogar esté en ti mismo. Hemos de tener un sitio único, de muros grandes y ventanas aún mayores desde los que disfrutar la tormenta por dura que sea. Allí donde esté, está mi casa, mi calor, mi paz.

- "Aquello que posees acabará poseyéndote..."

Allí donde esté, está mi cárcel, las llamas, la eterna lucha con mi reflejo. Aprendemos que no sirve de nada luchar, y dejando caer los brazos desaparecen los barrotes de la celda... La tormenta resultó ser un lugar en el que apagar las llamas.
Y aunque ya libre de mí mismo pueda observarte con claridad, sigo viendo mi reflejo difuso en cada mirada, sólo ciego ante el espejo.

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