miércoles, 30 de enero de 2008

Dióxido de carbono

Ahora cuando pasas la revisión de un coche, miran la emisión de dióxido de carbono (un átomo de carbono, dos de oxígeno). Dióxido de carbono. Irrespirable. Es decir, sí es respirable, pero no nos sirve (si le echara agua al coche en vez de gasolina pasaría lo mismo que en nosotros al respirar dióxido de carbono).
El dióxido de carbono también es lo que expulsamos al respirar. Oxígeno, dióxido de carbono. Y así unas 20 veces por minuto. Pasamos la mitad de nuestra vida produciendo dióxido de carbono. Y lo hacemos sin ningún esfuerzo. No consumimos nada de energía. Es más, al consumir oxígeno, movemos el diafragma tensando músculos, pero para emitir dióxido de carbono a la atmósfera, sólo tenemos que relajar el diafragma. Relajación. Qué irónico.

Sí, controlemos la emisión de los coches, sí. Dentro de un tiempo controlemos también las nuestras. A 10 emisiones por minuto, 600 por hora... ¿Cuántas emisiones nos permitirán emitir a lo largo de nuestra vida? A las x emisiones, prohibido respirar. No estaría mal. Quizá hasta se puedan heredar, las emisiones disponibles. O comprar, mejor aún.

Gente respira más rápido. Ya podemos clonar órganos. Dentro de poco, con un mini embrión podremos saber a que velocidad respirarán a lo largo de su vida. A los que respiren rápido, aborto.

Y a la puta mierda.

Así algún día seremos materia orgánica poco oxigenada con coches sin emisiones.

sábado, 26 de enero de 2008

Preocupaciones

Ya no sabemos de qué preocuparnos. Quizá amemos algo, a alguien. Pero todo, menos la materia, todo es perecedero. Quizá nosotros estemos más próximos a perecer que eso que amamos, pero quizá no. Quizá eso perezca antes que nosotros, y entonces qué, ¿qué nos quedaría?

No puedo olvidar una preocupación y crear una nueva preocupación sustitutiva. Pero necesitamos algo de lo que preocuparnos, algo que hacer, que perseguir.

Si no tengo preocupación alguna, ¿qué me queda sino yo mismo? Yo y lo que me rodea, que aunque no me preocupe, me rodea.

No quieres nada que te rodee, nada te importa, quieres que las cosas que giran entorno a ti te importen. Te preocupen.

Destruir todo lo que tengo alrededor es una opción. Hasta que aparezca algo que me importa. Algo que alguna vez tuve, algo que siempre estuvo, pero que no tuve cerca o no supe ver porque las cosas insustanciales ahora destruidas lo ocultaban.

La destrucción es creación, y no es una opinión.

jueves, 24 de enero de 2008

Miedo

Nos da miedo, nos da miedo pensar que las cosas son de otra manera a la establecida por nuestra forma de pensar.

Nos dan miedo los cambios, las sombras. Las curvas sin visibilidad, los cambios de rasante.

Nos da miedo recordar y nos da miedo olvidar. Olvidar que te quieren, recordar que te odian. Nos da miedo ser olvidados, nos da miedo ser recordados.

Nos da miedo empezar de nuevo, nos da miedo seguir en la misma mierda el resto de mi vida.

No lo queremos todo, claro que no. En el fondo, no queremos nada.

Simplemente somos...

Simplemente somos, pero también somos inmortales.
Nosotros estaremos aquí el resto de la eternidad.

Quizá no como ser pensante, pero sí que estaré.
Vivito, pero no coleante. Para nada espiritual, totalmente material.

Aún así podré dar lugar a seres pensantes, o dar lugar a su desaparición.
O simplemente podré presenciar la eternidad desde lo inerte.

En la eternidad, supongo que acabaremos por hacer las tres.
Al fin y al cabo, la materia ni se crea ni se destruye.

miércoles, 23 de enero de 2008

El Problema

El Problema no son los CFCs come ozono.
El Problema no es el petróleo, ni las mareas negras, ni los superpetroleros de casco débil.
El Problema no es que los coches generen dióxido de carbono.
El Problema no es el reciclaje, ni el uso de productos reciclados.
El Problema no son las guerras, ni la Industria Armamentística.
El Problema tampoco es la Educación, ni la concienciación.
El Problema no es la muerte de animales, ni siquiera que se experimente con ellos.
El Problema tampoco es la deforestación, por supuesto que no, ni la descongelación de los polos.



El Problema, y éste sí que lo es de verdad, es el ser humano.


¡Extingamos al ser humano común! ¡La Naturaleza es amoral! ¡Es el ser humano quien trae la maldad!
¡Extingamos a los seres humanos!

Si tanto nos importa, cometamos un humanocidio general.

Mariposas

Desde hace muchísimo tiempo, habitaba por cierta ciudad una especie de mariposa, la cual podía ser blanca o negra. Como por lo general, todo era bosques, piedras, hierbas... Pues las blancas se camuflaban mejor y las negras eran presas fáciles. Simple selección Natural.

Con la Revolución Industrial, todo se tiñó de negro (no es metáfora), los humos de las fábricas mancharon edificios, piedras, tapaban el sol e incluso oscurecieron los colores de las flores y de los árboles. Las mariposas blancas pasaron a ser presas fáciles, y las negras se convirtieron en seres invisibles. Por lo tanto, las proporciones de una y otra variaron de forma inversamente proporcional.
Simple selección Humana involuntaria.

¿Quién es el ser humano para realizar las mismas funciones que quien le creó, madre Naturaleza? O mejor dicho, ¿quién se cree el ser humano?

El ser humano cree que mata a la Naturaleza. En realidad, se mata a sí mismo, la Naturaleza le sobrevivirá.

martes, 22 de enero de 2008

¿Cómo ha de ser un ecologista?

Un Buen Ecologista.

Un Buen Ecologista es aquél que antecede el beneficio de la Naturaleza al del hombre. Nada de desarrollo sostenible, la Naturaleza primero, pues es madre de todo ser terrestre. El ser humano, como hijo que es, es algo secundario.

Un Buen Ecologista no hace nada por su propio beneficio, lo hace por la Naturaleza. No quiere que la Naturaleza le dé manzanas más grandes y sabrosas, no quiere una madera más resistente ni playas de agua cristalina en las que bañarse. Quiere el bienestar de la Naturaleza.

Un Buen Ecologista dista mucho de un simple ecologista. Un simple ecologista quiere que la Naturaleza no llegue a unas condiciones que resulten extremas para la vida humana. Quiere poder ir de viaje por continentes subdesarrollados y ver animales salvajes en comunión con su hábitat. Un simple ecologista quiere salvar el mundo con el que sueña tirando las latas con las latas, el papel con el papel, el cristal con el cristal, y lo orgánico con lo orgánico.

¡Un Buen Ecologista no quiere eso!
¡Un Buen Ecologista quemaría los bosques, destruiría el ozono, infectaría a las vacas con su locura!
¡Un Buen Ecologista desarrollaría el SIDA hasta niveles inconmensurables!
¡Un Buen Ecologista crearía nuevos ácidos para la lluvia!

- ¡No! ¡Eso no es así! - gritan los simples ecologistas.

Si la Tierra ya vivió una Era Glacial, va siendo hora de que llegue una Era Ardiente, una era de desiertos, arena, y mucho, mucho hielo descongelado cubriendo hasta los Alpes y las Rocosas, los ríos convertidos en pequeños valles abisales.

- ¡No! ¡Qué desgracia! - gritan los simples ecologistas.

- Desgracia para ti, que ya no puedes habitar el planeta, egoísta de mierda. La Naturaleza seguirá su curso, pero sin ti, libre de ti, ser humano, ser hipócrita -: son las palabras de Un Buen Ecologista.

Ya la Naturaleza decidirá si volver a crearte. A darte vida y dejar que la uses.

- Yo, no te lo aconsejo, madre - advierte Un Buen Ecologista.

¿De qué hablaba?

Hablaba de ser la escoria del mundo, los esclavos de la historia, así me sentía. Quería destruir todas las cosas hermosas que nunca tendría. Incendiar las selvas tropicales del Amazonas. Provocar emisiones de clorofluorocarbonos que destruyan el ozono. Abre las válvulas de los contenedores de los superpetroleros y vierte directamente al océano el crudo de los pozos petrolíferos. Quería matar todos los peces que no podía permitirme comer, y empantanar las playas francesas que nunca llegaría a ver.
Deseaba que el mundo entero tocara fondo.
Lo que en realidad quería era meterle una bala entre ceja y ceja a todos los osos panda en peligro de extinción que no se decidían a follar para salvar su especie, y a las ballenas y delfines que se dejaban morir embarrancando en las playas.
No pienses en términos de extinción. Considéralo una reducción de plantilla.
Durante miles de años el hombre había jodido el planeta; lo había llenado de basura y mierda, y ahora la historia esperaba de mí que limpiara lo que habían dejado los demás. Es mi deber enjuagar las latas de sopa y reciclarlas. Y dar cuenta de todas y cada una de las gotas del aceite del coche.
También tengo que pagar la factura de los residuos nucleares y los tanques de gasolina enterrados y las tierras llenas de residuos tóxicos acumulados por la generación que me precedió.
Deseaba respirar humo.
Los pájaros y los ciervos son un lujo estúpido; todos los peces deberían flotar muertos.
Deseaba incendiar el Louvre; volver a esculpir las esculturas de Fidias del Partenón con una almádena y limpiarme el culo con la Mona Lisa. Así es mi mundo de hoy en día.
Mi mundo, el mío, y todos los antepasados están muertos.