martes, 15 de septiembre de 2015

Día 3

Hoy vi amanecer desde el paseo, esperando por Ross. A primera hora de la mañana ya habíamos repartido bolsas por el campamento de nuevo. Planificamos un poco el día, imprimimos y plastificamos una copia de cada cartel (que pensaba que vería alguno funcionando ya hoy, pero no, parece que tardará un poco más), y fuimos al puerto donde los refugiados embarcan rumbo a Atenas. La situación ha mejorado bastante allí, no hay una acumulación de gente tan grande como hace unos días, que parecía un festival, lleno de tiendas de campaña desde el puerto hasta el castillo de Mytilene.
Tras esto a Ross le tocaba reunión con su jefa, a la que tuve la oportunidad de saludar. Mientras ellos se reunieron, yo fui a hacer papeleo a la universidad para el convenio financiero, y tal y como me habían advertido, no lo pude resolver en un día por la tranquilidad con la que todos hacen las cosas. Almorcé allí, y volví a la oficina del IRC, en el momento en el que estaban haciendo una reunión con gente de Google, los cuales creo que pretenden, entre otras cosas, facilitar el acceso a la información de cómo llegar hasta los campos de refugiados, así como intentar facilitar sistemas de llamadas para que puedan contactar con su familias, si bien entendí (no como los de Vodafone, que han puesto una furgoneta en la entrada, haciendo tarjetas para llamadas internacionales como churros).

Una vez esta reunión terminó, fuimos a un tercer campamento que ni sabía que existía. Este campamento está dedicado a gente con necesidades especiales. Minusválidos, enfermos, mujeres embarazadas... y aunque ahora mismo sólo albergan 40 personas, hace unos diez días eran 500. En este lugar ahora mismo están bastante estables, pero hay un grave problema con fugas de agua, baños averiados y un gran pozo de aguas fecales que desborda sobre la tierra a menos de 40 metros de la primera cabaña de refugiados, y en entender cómo solucionarlo se basó nuestra visita, cogiendo los contactos necesarios y añadiéndolos a la lista de tareas de mañana. Parece que nada avanza, que todo es mirar y poco más, pero las cosas se están moviendo, pasito a paso. 
El jueves probablemente recibirán una cantidad importante de "kits" para cuidados de niños y en Kara-Tepe habrá más baños y duchas habilitadas y funcionando.

Por último esta tarde hemos vuelto al campamento sirio, porque había un contenedor que alguien habría movido unos metros, razón suficiente para que los trabajadores del camión de la basura decidieran no recogerlo, y en dos días, ya prácticamente no se veía el contenedor. Movimos todas las bolsas alrededor del contenedor, y también colocamos este en un lugar en el que esperemos que no vuelva a ser esquivado. Antes de irnos y terminar el día, hemos repartido más bolsas entre la gente, y esta vez, no sé por qué, la gente ha reaccionado de una manera mucho más positiva que esta mañana o las anteriores. En un momento que estaba recogiendo alguna cosilla, mientras repartía bolsas (por el típico "si quieres que alguien haga algo, empieza haciéndolo tú") miré hacia atrás y a tres grupos, que estaban participando en la recogida con las bolsas que les acababa de dar. Me sorprende muchísimo cuando algunos de ellos, al darles la bolsa, piden disculpas, y añaden frases como "tú no deberías estar haciendo esto, encima que nos acogen, estamos dejando este lugar hecho un desastre". ¿Qué contestar a eso? Lo primero que se me ocurre es algo en plan "¿comparamos lo que supone para mí recoger un poco de basura, con lo que supone para ti haber sido forzado a abandonar tu tierra? Soy yo el que debería pedir disculpas por no limpiar tu campamento día y noche". Pero claro, no veo mucha empatía en ello... así que les digo cualquier cosa, hasta poder bromear un poco con ellos, sacar una sonrisa o saber sobre cómo les va en el proceso de formalizar sus papeles y el billete rumbo a Atenas.

A todas estas, cero atención en el campo de refugiados (o de retenidos...) de Moria. Intenté crear algo de conversación sobre el tema, pero se da por hecho de una manera bastante criticable que ese campamento es secundario, con diferente grado de atención en todos los sentidos. Aunque también llevo muy poco viendo la situación, también he estado pensando que probablemente, hasta el niño sirio ahogado, los dos campamentos se asemejaban bastante más que ahora... ¿Habrá que dejar morir a un niño afgano para igualar las cosas?

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