lunes, 14 de septiembre de 2015

Día 2

Hoy se suponía que las chicas habían conseguido un muy buen trato, los organizadores de la distribución de agua nos darían gratis muchísima agua para repartir en el campamento más necesitado, y que recogeríamos sólo a 150 metros de donde nos estamos quedando. Lo que se suponía que sería cuestión de cinco a diez minutos de llegar, cargar e irnos, se convirtió en una hora de llamadas telefónicas y vueltas en coche en busca del distribuidor de agua, debido a un "malentendido". Finalmente, entre callejones de un pueblo a varios kilómetros del lugar inicial (que curiosamente se llamaba algo que suena a "Pánfila", parece que aquí todo deriva de la vagueza), conseguimos llenar la furgoneta de agua.

La tarea de repartir agua en el campamento de Moria fue bastante caótica, algo que parece ser habitual. Y aunque conseguimos hacerlo sin altercados, en dos filas (hombres / mujeres y niños), la tensión constante quita muchísima energía. Las madres mandan una y otra vez a los niños para conseguir más agua, a sabiendas de lo difícil que es decirle que no a un niño.

El resto del día nos hemos separado, las chicas han ido de vuelta a la carretera, y yo me ofrecí a lo que hiciera falta en el campamento sirio, donde al haber algo de personal, es posible conseguir una tarea que hacer. De nuevo había cinco personas encargándose de la tarea de repartir agua, cuando en este campamento la situación es mucho más tranquila y con una, quizás dos personas a cargo, sería más que suficiente. Además hoy confirmé que estas personas están cobrando por su "esfuerzo". Volví a ofrecer mi ayuda, pero esta vez la responsable ni se planteó proponerme que me pusiera con ellos, así que llamó a un tal Ross, al que busqué por la zona de tiendas del campamento. Una vez nos encontramos, me explicó que él es el responsable de la limpieza, higiene y salud del lugar, y que le vendría bien recibir ayuda. Recorrimos la zona junto con uno de los responsables de UNICEF, haciendo planes para construir una carretera en el interior del campamento, para hacer más accesible el lugar a los servicios de limpieza, así como la instalación de más baños, duchas y zonas de lavado.

El resto del día consistió en aprender cuál es la misión de Ross, y repartir bolsas grandes de plástico, con la correspondiente charla: conocer a la persona con la que hablas, pedirle su ayuda, ofrecerle una bolsa para que recoja al menos la basura alrededor de su tienda de campaña, y a los más colaborativos pedirles que lo comentara con sus amigos o compañeros de caseta. Mientras, a los que mejor inglés hablaban, les enseñaba unos folios con frases en árabe y en inglés, que necesitábamos confirmar que estaban correctamente traducidos, para mañana empezar a imprimir (del tipo baños de hombres y mujeres, mantén la zona limpia, no tirar basura en los baños, utiliza los contenedores, zona de recogida de agua, etc.). Una vez confirmados la mayoría de ellos y agotadas las bolsas, he pasado lo que quedaba de tarde con mi ordenador, en su oficina, haciendo estos carteles, recordando un poco la época de Diseño. Una vez hechos los 19 carteles, un poco chapuceros para mi gusto, pero menos chapucero respecto a lo que parecen estar acostumbrados, he vuelto a casa, con el plan de mañana continuar siguiendo de cerca a Ross (a las 06.45 saldré de Mytilene en dirección al "Karatepo"), pues creo haber entendido que poco a poco, iré acumulando más responsabilidades para con su misión en el campo de refugiados.

No hay comentarios: