jueves, 26 de septiembre de 2013

Maya

Bajo mi libro, El Significado del Zen, y veo a mi gata sonriendo hacia su pelaje, mientras lo peina delicadamente con su rugosa lengua rosada.
"Gata, te prestaría este libro para que lo estudies, pero creo que ya lo leíste." Alza la mirada y me dedica esa mirada suya.
"No me seas ridículo", ronronea, "yo lo escribí".

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