Fluyo sin siquiera desearlo fuera de tus manos. Mi naturaleza juguetea a tu alrededor que, como la vieja sombra de la curiosidad, siempre estás a punto de verme. Algo me hace escabullir entre tus dedos casi inquisidores... pero aquel que se escabulle no merece ser perseguido. Así que vuelvo la vista, y reconozco esa mirada, pero no quiero intentar entenderla, sé que caminos no serán nunca los míos...
...y hoy que soy lágrima, me niego a recorrer cualquier cosa que no sea la comisura de tú sonrisa.
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