viernes, 3 de agosto de 2012

Partes

Estás frente a mí, y veo tu sencillez de forma nítida. Aprecio los pequeños detalles que te conforman, me detengo en ese brillo sin nombre en tus ojos.
Cada movimiento, cada palabra, genera ideas en mi, entre las que te sumerjo. Poco a poco mis pensamientos se posan en tu piel, y cada vez se vuelve más complejo adivinar tu silueta, completamente envuelta por infinidad de luces nacidas en mi ser.
Pronto te has convertido en un reflejo de todas esas pequeñas cosas que has querido enseñarme y que yo he querido aprender, y por mucho que intente mirar a través del espejo, no encuentro ya aquella mirada...

Sin embargo, das un paso al frente y dejas la niebla a tus espaldas. Tus movimientos, tus palabras... cobran nuevos significados. Das un paso al frente y tu mirada cobra un reflejo diferente. Y aún con el miedo a que desaparezcas, volveré a abrazarte con la inevitable nube de pensamientos e ideas hasta no poder verte, con la esperanza de que dentro de ti, alguno de aquellos reflejos vuelva a susurrar a tu voluntad el deseo de dar un paso más.

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